COVID-19 ha transformado nuestra forma de vivir y trabajar, y la educación no es una excepción. Con las medidas de distanciamiento social en vigor, profesores y alumnos de todo el mundo se vieron obligados a cambiar a plataformas de aprendizaje en línea Aunque muchos ya estaban acostumbrados, el cambio repentino a la educación digital ha traído consigo una serie de retos, sobre todo para quienes no están familiarizados con las plataformas de aprendizaje en línea.

Esta situación es aún más difícil en países en vías de desarrollo como Sudáfrica, donde la mayoría de los estudiantes no son expertos en Internet y muchos profesores carecen de las habilidades y conocimientos necesarios para impartir clases en línea de forma eficaz. Para explorar el impacto de las habilidades, los conocimientos y la experiencia de los docentes en aprendizaje electrónico en el apoyo a los estudiantes, se llevó a cabo un estudio reciente centrado en una institución de aprendizaje electrónico a distancia abierta de Sudáfrica, en el que se sometió a los participantes a un programa de formación diseñado para potenciar sus habilidades digitales. El estudio también recabó opiniones de los foros de debate de los estudiantes para ver en qué se diferenciaban sus experiencias de aprendizaje cuando sus profesores eran expertos en tecnología y cuando no lo eran.

El estudio descubrió que, antes de completar el programa de formación, la mayoría de los profesores carecían de los conocimientos y las competencias digitales necesarios para el aprendizaje electrónico a distancia, lo que repercutía negativamente en su actitud hacia el uso de la tecnología en su labor docente y de apoyo a los estudiantes. Sin embargo, el programa de desarrollo de habilidades mejoró significativamente su alfabetización digital y cambió positivamente sus perspectivas. Esto sugiere que las instituciones educativas deberían ofrecer a su personal un desarrollo profesional continuo en educación a distancia y e-learning para luego mejorar la calidad del aprendizaje de los alumnos. Hoy en día, algunos de los métodos de e-learning más comunes que se imparten en la formación corporativa incluyen el aprendizaje basado en la web, como los sistemas de gestión del aprendizaje, las aulas virtuales, los módulos de vídeo con instructores humanos, el aprendizaje móvil, etc. Además, el estudio recomienda utilizar encuestas para evaluar la preparación del personal académico para la enseñanza en línea y crear una plataforma para que compartan información y sus experiencias en programas de formación.

Por otra parte, las instituciones deben formar a su personal para que adopte y se adapte eficazmente a las nuevas tecnologías con el fin de mejorar la enseñanza y los resultados del aprendizaje de los estudiantes. El estudio también destaca la importancia de involucrar a los estudiantes de forma creativa a través de plataformas digitales, como los foros de debate, que son esenciales para fomentar un entorno de aprendizaje colaborativo. Sin embargo, el acceso a la tecnología y a Internet es un reto importante en países en desarrollo como Sudáfrica, lo que dificulta las oportunidades educativas. Las universidades pueden ayudar a facilitar el acceso a estos recursos. Aún queda mucho por hacer para superar la brecha digital, como invertir en infraestructuras, mejorar el acceso a Internet en zonas remotas y rurales y explorar soluciones innovadoras en las escuelas, como el aprendizaje móvil. Según Ernst & Young, los gobiernos desempeñarán un papel clave para reducir la brecha digital e impulsar la transformación digital. Algunas soluciones a este reto para el sector educativo incluyen un servicio de Internet de banda ancha asequible y robusto, dispositivos habilitados para Internet que satisfagan las necesidades de los usuarios y acceso a capacitación en competencias digitales.

En general, las conclusiones del estudio subrayan la importancia de invertir en programas de desarrollo y capacitación del profesorado para mejorar la calidad de la educación en línea, sobre todo en los países en desarrollo, donde el acceso a la tecnología y a Internet puede ser limitado, garantizando así que la educación sea más accesible e integradora.

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